La capa de ozono se recupera
Hace 35 años, el Protocolo de Montreal decretó la eliminación de 96 sustancias químicas, usadas en su mayoría en aerosoles y refrigeración, que estaban causando un agujero en la capa de ozono, el área de la estratosfera que protege la Tierra de los rayos ultravioleta. Cada año se comprueba que los resultados de ese acuerdo internacional son más positivos: según un nuevo análisis de un grupo de expertos respaldados por las Naciones Unidas hecho público este lunes, la capa de ozono va camino de recuperarse totalmente en 40 años. Además, la eliminación progresiva en todo el mundo de estas sustancias químicas ya contribuye a la mitigación del cambio climático: puede ayudar a evitar que el planeta se caliente hasta 0,5 grados más a finales de este siglo.
En la década de los ochenta se descubrió un enorme agujero en la capa de ozono en lo alto de la atmósfera sobre el Polo Sur, causado por el daño producido por los clorofluorocarbonos (CFC), gases utilizados para refrigeradores y espumas aislantes. Este descubrimiento condujo al Protocolo de Montreal, un acuerdo internacional para detener la producción de CFC.
La capa de ozono es fundamental para la vida, ya que filtra la peligrosa radiación ultravioleta para que no llegue a la superficie de la Tierra. El ozono se crea en la atmósfera superior por la interacción entre las moléculas de oxígeno y la radiación ultravioleta del Sol. En la atmósfera inferior, se forma debido a reacciones químicas entre contaminantes, como los gases de escape de los vehículos y otras emisiones.
En el documento —presentado el pasado mes de enero durante la 103ª reunión anual de la Sociedad Meteorológica de Estados Unidos— explica que, si se mantienen las políticas actuales, se espera que la capa de ozono recupere los valores de 1980 alrededor del año 2040 en todo el mundo, si bien habrá que esperar a 2045 para que se recupere totalmente en el Ártico, y hasta 2066 para que lo haga en la Antártida, el punto donde peor se encuentra esta zona de la estratosfera. Las variaciones en el tamaño del agujero de ozono en la Antártida, sobre todo entre 2019 y 2021, se debieron principalmente a las condiciones meteorológicas. Sin embargo, la superficie y la profundidad han disminuido desde el año 2000.
El décimo informe del Grupo de Evaluación Científica confirma la repercusión positiva que ese tratado ya ha tenido en el clima. La Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, acuerdo adicional alcanzado en 2016, exige la reducción progresiva de la producción y la utilización de algunos hidrofluorocarbonos (HFC).
Los HFC no agotan directamente el ozono, pero son potentes gases de efecto invernadero. Según el Grupo de Evaluación Científica, esta enmienda debería contribuir a evitar entre 0,3 y 0,5 grados de calentamiento global de aquí a 2100 (no se incluye la contribución de las emisiones de HFC-23).
Las medidas adoptadas en relación con el ozono sientan un precedente para la acción climática. El éxito obtenido gracias a la eliminación progresiva de las sustancias químicas que destruyen la capa de ozono nos muestra lo que puede y debe hacerse ―con carácter de urgencia― para abandonar los combustibles fósiles, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar, por lo tanto, el aumento de las temperaturas.